sábado, 12 de diciembre de 2009

Dulce e inocente saber estar.


Mi madre me contó una vez, que su hermana mayor era muy mandona, de las que siempre quieren hacerse notar, llevar la razón. Cuando eran jóvenes trabajaban en un taller de costura, y por aquel entonces, era la mayor quien se encargaba de dirigir a las demás empleadas.
Un dia, se le antojó ir a una peluquería de la ciudad, dejándoles a mi madre y al resto de mujeres una cantidad inmensa de recados, con instrucciones muy precisas de que tenían que hacer con cada uno.
Así que mi madre, experta en ese tipo de cosas por el tiempo que había pasado con su hermana, decidió marcharse también a la ciudad con el resto de chicas, dejando todo por hacer, y devolverle la patada de esa forma que tanto le caracterizaba.



- . . .Y qué pasó entonces, mamá? -


Cuando llegaron, la cara de su hermana era todo un poema, y ante todas las enfadadas preguntas que le hizo, ella respondió con toda la humildad del mundo:

- 'Verás, como no nos dijiste nada, no sabíamos que hacer después de acabar con todos los encargos, asi que, vinimos a preguntarte.'



Si te tomas todo con esa filosofía, la vida no te pegará tan fuerte, porque sabrás pararle el golpe y devolverle la patada con una sonrisa.

Y tu te pareces tanto a mi madre. . .






Llena su cuarto de cacharros, y dile que no sabías donde dejarlos! :D




- Mm -

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